Esta novela se la dedico a:

 Mi querida mujer, Mónica, por su resilencia, su soporte incondicional, su colaboración y sobretodo por creer en mi.

A mi hijo Bernat, quien siempre estuvo involucrado desde el inicio. Él no sólo me ayudó, sino que me dio fuerza e ideas cuando los ánimos desvanecian, y a Aurora, mi hija, que ha seguido con ilución mi proyecto, y además me ha dado la alegría de ser abuelo por partida doble.

Hago extensivo mi agradecimiento a mi hermano Eduard y a mis primos Joselito y Lolo que han contribuido enormemente a facilitarme detalles substanciales para hilar mi novela y dar fe de los hechos que se relatan.